Historias del bajo vientre

martes, 4 de diciembre de 2007



Mis(s) morreras.

Tengo una morrera.


Cuando en el trabajo echo la cabeza hacia atrás veo la lámpara en techo. Es muy guay. Y si no muevo la cabeza, veo la pared. Todo un mundo.

Pues las lámparas fluorescentes, "desde su introducción en el mercado a finales de los años 30 del siglo pasado, fueron ganando rápidamente el favor del público por la luz uniforme sin deslumbramiento que brindan, la ausencia de sombras duras, su bajo consumo eléctrico y la variedad de colores disponibles."

Ya no os vais a la cama sin saber otra cosa más.

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