Contigo estoy... en una nube
Acabo de aterrizar pero todavía sigo en una nube. Llego de Londres. Feliz como una perdiz. Porque he descubierto nuevos personajes: Gerard, que ya ha empezado a ser ella aunque todavía le siguen tratando como a él; Imad, que cambió la tercera oración hacia la Meca por una sesión de patinaje sobre hielo; Mikaela, una vagina dulce y húmeda; Vanesa, que ha salido a celebrar la vigesimoquinta ruptura de su tormentosa relación con el profesor Peter (esta vez es la definitiva y repite que nunca más seguirá el seductor camino que todas las noches la llevaba hasta su cama). Porque he visto El Caracol de Matisse por la noche y he olido el ladrillo de Brick Lane por el día. Y porque vuelvo renovada para mi nuevo curro. Historias mensuales sobre directivos, caídas de Bolsa, facturación, Ibex 35, pequeños empresarios que triunfaron con una gran idea… y la lidia con un jefe que ya me ha enseñado las leyes del regateo salarial.